lunes, 17 de marzo de 2014

Tema 4



TEMA V
ECONOMÍA Y SOCIEDAD EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX
1.    La evolución de la población: durante el siglo XIX, la evolución de la población española protagonizó el comienzo de la transición desde el régimen demográfico antiguo al régimen demográfico moderno
a.    El crecimiento demográfico: a lo largo del siglo XIX, la población aumentó de manera moderada, de 11 millones en 1797 a unos 19 millones en 1990.
                                          i.    La mortalidad: se fue reduciendo lentamente durante el siglo XIX como consecuencia de algunas mejoras de higiénicas y sanitarias.
                                        ii.    La natalidad: tendió a disminuir en menor medida que la mortalidad, y se mantuvo elevada. La combinación entre natalidad alta y una mortalidad en retroceso permite diferenciar dos etapas
1.    Crecimiento escaso hasta 1870.
2.    Crecimiento más elevado en las últimas décadas del siglo XIX.
b.    Las migraciones interiores y el crecimiento urbano: a lo largo del siglo XIX, la población española experimentó una importante migración interna que se manifestó en un creciente éxodo rural. Esta corriente migratoria se orientó hacia los focos que se estaban industrializando y se dirigió hacia tres principales destinos Barcelona, País Vasco y Madrid por su importancia político-administrativa y su expansión urbana que demandaba igualmente mano de obra. El éxodo rural significó un importante crecimiento de las ciudades receptoras de población campesina. Las ciudades con mayor crecimiento fueron Madrid y Barcelona, seguidas de algunas otras como Valencia, Bilbao y Sevilla. A finales del siglo XIX la población española continuaba siendo mayoritariamente rural.
c.    Las migraciones exteriores: durante el siglo XIX también se intensificó el proceso migratorio hacia el exterior, principalmente hacia América. Por regiones, los emigrantes procedían de Galicia, Canarias, Asturias y Cantabria, mientras los países de acogida fueron sobre todo Cuba, Argentina, Brasil, México y Uruguay.
2.    Los primeros intentos de industrialización:
a.    El retraso de la Revolución Industrial: la industrialización española fue más lenta que la de otros países de Europa occidental como Gran Bretaña, Alemania o Francia. Este retraso fue debido a diversas causas como el modesto crecimiento demográfico, la escasa capacidad de consumo e la población, la falta de inversiones como consecuencia de la debilidad de la burguesía, la lejanía de España respecto de los focos más industrializados de Europa y la inestabilidad política derivada de la Guerra de la Independencia y de los conflictos entre liberales y absolutistas.
b.    El escaso desarrollo de la agricultura: fue uno de los problemas que dificultó el avance de la industrialización. La pervivencia de grandes latifundios tradicionales, las deficiencias en el transporte y la falta de innovaciones técnicas, explican los bajos rendimientos agrícolas. Los cultivos principales eran los tradicionales, trigo, vid y olivo, a los que se sumaban otros como la patata o el maíz. Las deficiencias en el sector se manifestaban en el contraste de la distribución de la propiedad de la tierra.
                                          i.    Minifundios: en la cornisa Cantábrica y la submeseta norte predominaban las propiedades de escaso tamaño,
                                        ii.    Latifundios: en Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha se imponían las grandes propiedades con mano de obra barata, en estas regiones abundaban los jornaleros, campesinos sin tierras, con salarios de subsistencia y sumidos en la miseria.
c.    Las transformaciones agrícolas: a lo largo del siglo XIX, el campo experimento ciertas transformaciones. Los liberales impulsaron reformas que eliminaron el Antiguo Régimen e introdujeron formas de explotación de tipo capitalista
                                          i.    Abolición del régimen señorial: se eliminaron los mayorazgos  y se estableció la libre contratación de mano de obra en el campo.
                                        ii.    Desamortizaciones: los gobiernos liberales impulsaron el proceso de expropiación y subasta de las tierras vinculadas.
1.    Desamortización eclesiástica: impulsada por Mendizábal, afecto a los bienes del clero y sirvió para sanear las cuentas del Estado.
2.    Desamortización municipal: promovida por Madoz. Fueron expropiadas y vendidas las tierras de los ayuntamientos.
3.    Tierra vinculada: propiedad que no se puede vender libremente como las pertenecientes a los mayorazgos, a la Iglesia y a los ayuntamientos.
4.    Estas medidas provocaron: la liberalización de una buena parte de la tierras, lo que incrementó la producción agrícola y favoreció a la burguesía. Sin embargo el campesinado no logro acceder a la compra de tierras.
d.    Los comienzos de la industrialización: durante la primera mitad del siglo XIX, la industrialización española fue muy débil y localizada. Los primeros altos hornos se establecieron en Málaga, pero la escasez de carbón mineral, las deficiencias del transporte y los elevados costes, hicieron que la siderurgia andaluza entrase en decadencia. La región más industrializada en esta época era Cataluña, con la industria algodonera. El auge textil favoreció el nacimiento de algunas otras industrias, como la metalúrgica. El ferrocarril también se desarrollo de forma insuficiente debido a la falta de inversiones, solo existían dos líneas ferroviarias, las que unían Barcelona con Mataró y Madrid con Aranjuez.
3.    El despegue industrial:
a.    La minería: la falta e capitales hizo que la explotación minera recayese en compañías extranjeras, sobre todo inglesas y francesas. Con ello, España quedó relegada al papel de abastecedor de materias primas de los países industrializados europeos.
b.    La siderurgia y la metalurgia: tras el fracaso en Andalucía, tomó el testigo la siderurgia de Asturias, favorecida por la presencia de abundantes yacimientos de carbón. Pero fue el País Vasco la región que concentró la mayor parte de la producción de hierro y acero. Cataluña también concentro una importante industria metalúrgica y de maquinaria, vinculada a la actividad textil y a la expansión de las infraestructuras ferroviarias y portuarias.  Barcelona se convirtió así en un importante foco industrial.
c.    El ferrocarril: está vinculado a la Ley e Ferrocarriles. En España el ferrocarril adoptó una estructura radial, con centro en Madrid, y un ancho de vía superior a la europea motivado por la accidentada geografía peninsular. Esta circunstancia dificultó la comunicación exterior.
d.    El desarrollo del sector financiero: los progresos de la industria favorecieron un sistema monetario y financiero que aportó capitales a la nueva economía, se fueron creando numerosas entidades financieras, como el Banco de España, o los de Bilbao y de Santander, se fundó la Bolsa de Madrid y la de Barcelona que pretendió impulsar el desarrollo de sociedades industriales. Todo ello permitió desarrollar el capitalismo español, aunque dependiente de los capitales y de la tecnología de los países industrializados europeos.
e.    La distribución de la industria:
                                          i.    Cataluña: en torno a Barcelona se había creado un entramado industrial que combinaba la industria textil, la metalúrgica y la mecánica.
                                        ii.    País Vasco: industria siderúrgica, naval y bancario.
                                       iii.    Madrid: sectores industriales como las tipográficas y editoriales, la construcción y la industria mecánica.
                                       iv.    Asturias: minería del carbón.
                                        v.    Otros focos: Valencia y Sevilla, el resto de España se incorporó de manera escasa a las nuevas formas de producción y continuó manteniendo una economía esencialmente agraria.
4.    La sociedad española en el siglo XIX:
a.    La nueva sociedad de clases: el establecimiento del Estado liberal hizo desaparecer progresivamente el Antiguo Régimen. La sociedad estamental fue sustituida por la sociedad de clases, fundamentada en la posesión de la riqueza y e mérito individual. El escaso grado de industrialización y el predominio de la economía agraria hicieron que la nobleza y la Iglesia siguieran manteniendo una notable influencia y que la burguesía y las clases medias fuesen escasas y débiles.
b.    Los grupos dominantes:
                                          i.    La nobleza: perdió su tradicional papel político y sus privilegios feudales, pero buena parte de ella mantuvo la propiedad de la tierra y se benefició de la desamortización.
                                        ii.    La Iglesia: decayó su influencia política y fue despojada de parte de sus propiedades.
                                       iii.    La alta burguesía: se convirtió en el grupo dirigente y logró  gran protagonismo en la sociedad de clases. Desempeño un papel destacado en la industrialización.
                                       iv.    Las clases medias: tuvieron un modesto desarrollo y estuvieron constituidos por pequeños empresarios, comerciantes, profesionales liberales, etc.
c.    Las clases populares: la sociedad durante la mayor parte del siglo XIX careció del derecho al voto.       
                                          i.    Los campesinos: grupo más numeroso representaba alrededor del 60% de la población. Vivían en condiciones bastante duras, especialmente los jornaleros. La dureza de la vida en el campo, la mecanización de las labores agrícolas y la industrialización provocaron que muchos campesinos emigraran a las ciudades.
                                        ii.    Los artesanos: estaban dedicados a oficios manuales, la industrialización generó que su número se redujera drásticamente.
                                       iii.    El proletariado industrial: fue creciendo lentamente. En las zonas industriales comenzó a tener creciente importancia y las duras condiciones laborales y sociales hicieron que a lo largo del siglo empezara a organizarse para reclamar mejores condiciones laborales.
                                       iv.    Empleados de los servicios: servicio doméstico.
5.    El movimiento obrero en España:
a.    Los comienzos del movimiento obrero: el escaso desarrollo industrial durante el siglo XIX hizo que el número de trabajadores industriales fuese reducido y que se concentrase sobre todo en Cataluña, Asturias, País Vasco y Madrid. Los comienzos del movimiento obrero tuvieron un carácter ludita. La falta de fuerza de los obreros les llevó a reivindicara el derecho de asociación y la formación de sindicatos. En el año 1840 se fundó la Sociedad de Tejedores de Barcelona. Durante el bienio progresista (1854-1856) el movimiento obrero incrementó su fuerza debido a la mayor tolerancia del Gobierno. En el sexenio democrático (1868-1874) se reconoció el derecho a la asociación y se constituyo una nueva organización sindical. En este período, el movimiento obrero alcanzó una mayor implantación a través de la Federación Española de la Asociación Internacional de Trabajadores.
b.    El anarquismo: esta ideología pretendía destruir el Estado y cualquier forma de opresión mediante la “acción directa”, es decir a través de la revolución. Esta estrategia provocó una dura represión, e hizo que una parte del anarquismo se inclinase para crear sindicatos obreros, en el año 1910 surgió la Confederación Nacional del Trabajo (CTN).
c.    El socialismo marxista: Pablo Iglesias fundador del Partido Socialista Obrero Español, en el año 1888 se creaba el sindicato socialista Unión General de Trabajadores (UGT), en 1910 lograron que Pablo Iglesias se convirtiese en el primer diputado socialista de España.
d.    El catolicismo social: ante el avance de las doctrinas anarquistas y socialistas, el papado impulsó el denominado catolicismo social, basado en los principios sociales de la Iglesia. Esta corriente no alcanzó mucha fuerza, se concentró desde finales del siglo XIX en la constitución de círculos obreros y de algunos sindicatos católicos que tuvieron difusión en las áreas rurales.
6.    La cultura y el arte en la España del siglo XIX:
a.    La pintura: hasta 1850 también predominó un Romanticismo historicista, que recreó escenas históricas y costumbristas, realizadas por autores como Federico Madrazo. Posteriormente fue imponiéndose una corriente naturalista que siguió dando importancia al historicismo y el costumbrismo. Entre sus representantes destacaron Antonio Gisbert. La tendencia naturalista enlazó con las nuevas corrientes de finales del siglo, como el impresionismo, estilo que influyó en Joaquín Sorolla.
b.    La arquitectura: el establecimiento del Estado liberal favoreció la creación de nuevos edificios dentro de la corriente historicista, como el Palacio de Congreso y el Teatro Real, de características neoclásicas, el Teatro del Liceo de Barcelona y la madrileña catedral de la Almudena, de estilo neogótico. A medida que progresaba la industrialización, la arquitectura incorporó materiales como el hierro y el cemento. Los edificios más típicos fueron las estaciones de ferrocarril, como la de Atocha, en Madrid. A finales del siglo XIX irrumpió en España el modernismo.

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